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Pilotos de leyenda: Oscar Alfredo Gálvez

1947, antes de que la Fórmula 1 naciera ...
"Yo ya llevaba publicidad"

Revista Corsa Nro 727. Mayo de 1980

 

 
En el año 1947, diez años después de su aparición en el automovilismo nacional, Oscar Gálvez debutaba en la entonces Fórmula Libre en el Circuito de La Moneda, en Retiro, con un Alfa Romeo de 3800 cm3 con doble compresor. Ese monoplaza fue el primero en el mundo en llevar, una inscripción publicitaria en una prueba internacional y en la especialidad,que a partir de 1950 se convertiría en la Fórmula 1. Seguramente ni Oscar ni ninguno de sus rivales de esa época tenían noción de la nueva era que comenzaba, publicitariamente hablando, en la categoría máxima. A 33 años de aquel hecho Oscar Gálvez cuenta todos los entretelones de la compra el Alfa Romeo, y la publicidad que llevaba en el capot de su auto y las cifras que se manejaban por ese entonces
   

En las manos de Oscar una primera plana del desaparecido diario "Crítica", revive la histórica carrera del 49 en Palermo donde ganó Ascari y Oscar terminó tercero, "Trescientas mil personas presenciaron hoy la gran corrida en Palermo", dice una de las frases destacadas. Lamentablemente su archivo personal no contiene datos ni recortes de su debut en el año '47 en Retiro, pero de todos modos Oscar tiene muchas cosas frescas en su mente, aunque ni siquiera él mismo sabía que había sido el primer piloto que puso publicidad en un monoplaza internacional. Un tema que con el correr de los años fue dominando la categoría y llevando a la Fórmula Uno al tope máximo de las especialidades a nivel mundial. Hoy en día los presupuestos son de varios millones de dólares, pero hace treinta y tres años este argentino empezó esta historia con la publicidad de Cerveza Quilmes que le pagaba 4.000 pesos de los viejos por carrera.

"Me acuerdo que en 1946, a fin de año, un amigo me contó que en Quilmes había un tipo que tenía un Alfa Romeo. Se llamaba Ralo De Luca y era un señor que le prestaba el auto para correr a José Canciani. Fuimos a verlo y me volví loco con el auto. Esa noche no pude dormir de la locura que me había agarrado con el Alfa. Estaba intacto, como nuevito, y tenía todo original a pesar de ser modelo '37 o `38. Costaba 65.000 pesos y era mucha plata, calculá que en ese entonces un Ford nuevo salía 3.500. Pero yo quería comprarlo de cualquier forma. Por eso recurrí primero a mis cosas ya que en ese año estaba construyendo mi nuevo taller en Juncal 3437. La obra estaba a cargo de un ingeniero amigo llamado Vallini y constaba del taller, en casi toda la planta baja, y luego de dos pisos más donde irían cuatro departamentos por planta. Entonces lo fui a ver a Vallini y le dije: "Negro, cortó un piso, hacé uno de menos que necesito esa plata para comprar el auto". El me contestó que era una locura porque la obra se levantaba con dinero del Banco Hipotecario Nacional, pero igual le di la orden de hacer solo un piso. Una vez que tenía esa guita necesité dos socios más que pusieran 10.000 pesos cada uno. Yo tenía 20.000 y precisaba otro tanto, entonces los enganché a Ernesto Petrini y Julio Rosso. Así pude comprar el Alfa con 40.000 pesos y el resto a pagar en documentos que tenía que levantar yo. Enseguida llevamos el auto al taller de Martins, otro amigo, en Tres Arroyos y Parral, y junto a Ricardo Carú empezamos a prepararlo y dejarlo listo para la carrera en Retiro.
El auto era un Alfa Romeo 3,8, doble compresor, impulsado a metanol. Me acuerdo que por cada 100 litros de alcohol iba 1 litro de aceite castor para lubricar los compresores. Los frenos eran a campana y había que usarlos lo menos posible, frenar a pura caja, porque si frenabas mucho se ponían violetas y dejaban de funcionar. Esa era otra época... pensar que ese auto tenía 370/380 caballos y andaba a 290 kilómetros por hora y encima había otros más modernos que tenían más de 300 caballos. En esos años no había cinturones, ¡ni los conocíamos!, prácticamente bailábamos adentro de los autos corriendo con los árboles al lado, como en Palermo. Pero me gustaba más que ahora.
Bueno, siguiendo con el relato recuerdo que la publicidad de Cervecería Quilmes la conseguí de casualidad. Resulta que como De Luca era de Quilmes él había conseguido esa publicidad para Canciani, pero al comprarle el auto me dijo que la dejara y me gestionó el dinero. Era una gente bárbara la de la cervecería, alemana, por supuesto, y finalmente arreglamos en unos 4000 ó 5000 pesos por carrera. A veces me daban cuatro y otras cinco, pero siempre pasaba el lunes siguiente a cada carrera y tenía el cheque listo para cobrar. Después, con el correr del tiempo, la tuve en todos mis autos, hasta que la expropió el gobierno en la época de Perón."
"Con ese Alfa Romeo corrí muchas veces y en distintos circuitos. La primera fue en Retiro. Yo estaba loco por la gente que había, entusiasmada con todos los argentinos. No me acuerdo bien pero creo que clasifiqué segundo o tercero y el domingo salí en punta con todo. Te juro que no me agarraba nadie. Pero en la mitad de carrera se rompió la bobina del magneto porque, claro, el auto había estado mucho tiempo parado y seguro que le había entrado humedad. Después corrí la segunda, también en Retiro, y otra vez fui puntero, pero también abandoné porque se rompió un diente del piñón. Y... el auto era viejito y al darle tanta pata siempre algo se rompía. Después de eso corrí muchas veces con el mismo Alfa hasta el '49, y gané en Bell Ville, Piriápolis, Rafaela y Necochea. Esta última fue la más rápida de todas porque tenía una recta de 1300 metros y el Alfa mío llegó a 267 km/h en lo derecho.
También gané en Palermo, el día de la lluvia, y en 1949 conseguí lo que nadie había alcanzado: el título de doble campeón, ya que había ganado el campeonato de carretera con el Ford y el de pista con este auto. Finalmente decidí dejar de lado al Alfa el 20 de marzo de 1949 después de ganar en Bell Ville, porque estaba dando muchas ventajas a pesar de ese último triunfo. Ya en la carrera anterior en Necochea, donde Fangio ganó por primera vez una prueba de este tipo, me di cuenta que el Príncipe Bira me ganaba fácil con la Maserati cortita. Y eso era dar ventaja. Por esta razón junto a mi mecánico Carú decidimos archivar el auto definitivamente."
"El destino final de ese glorioso Alfa Romeo 3,8 fue el ACA. Yo nunca pensé en venderlo, pero en un momento necesitaba el dinero y vinieron a comprármelo gente del club. Y como se trataba del ACA se los vendí en 85.000 pesos, pero resulta que el auto era para Fangio. Ellos lo compraron con un cheque del club, pero después se lo dieron a Juan y ahora lo tiene él en Balcarce todo desarmado. Fue una pena, pero yo necesitaba la plata."
"Mas tarde llegó la época de la Ferrari 12 cilindros, 2 litros, que me dio el ACA para correr en el Autódromo, donde salí cuarto. Pero eso es otro tema. Lo que nunca imaginé que yo hubiese sido el primer tipo que llevaba publicidad en uno de esos autos. Pensar que ahora se manejan y se habla de tantos millones que asustan a todo el mundo. ¿La verdad?. Yo me quedo con aquello. Era muy peligroso correr con esos autos que andaban casi como los de ahora pero no tenían frenos, cinturones y encima usaban esas gomas tan finitas que cuando doblabas no sabías cómo llevarlo. Incluso me gustaba más correr en Palermo, cerca de los árboles, porque era más lindo. Pero era otra época, claro, más romántica y con otras cosas que ahora tienen menos valor."

Actualmente la Fórmula Uno es un espectáculo que tiene gran prestigio en todo el mundo y que se maneja según los dólares que se invierten en publicidad, tanto para auspiciar carreras como para apoyar equipos. Hace pocas semanas se habló de un ofrecimiento de Parmalat a Lauda para que vuelva a correr por una suma cercana a los tres millones de dólares. Oscar está muy lejos de todo esto, quizá vender su Alfa cuando necesitaba el dinero pero ahora no vende por todo el oro del mundo su legendario Ford '40, que conserva con todo original. Sin duda, eran otros tiempos y Oscar Gálvez también, de otro tiempo que fue más romántico.

Jorge Fernández Morano
Fotos: Alfredo Albornoz
Ilustración. Cademartori

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