El Matador llegó de punto y se fue como banca. En un domingo alucinante los Peugeot fueron excluidos tras un nuevo "uno - dos" para la marca, Makinen volcó espectacularmente en el anteúltimo prime y así, inesperadamente, el camino le quedó libre al español del Ford Focus

EI Rally mundial, la Fórmula Uno de las rutas, como hace más de 20 años cumplió su cita anual en Argentina. Córdoba vivió una semana con el automovilismo como marco y cuadro, al parecer olvidando por esos siete días el agobio en que nos sume la crisis económica, el desempleo, la desesperanza.
Contra todos los augurios -confesamos que nosotros fuimos de los que pensaron que no iba a haber tanta gente como de costumbre- las sierras se convirtieron en gigantescas tribunas, pobladas por un público tan fiel al que no lo arredran las seis o doce horas de espera en el lugar por donde podrá ver pasar a los mejores especialistas del mundo, en un espectáculo tan fugaz como atrapante.
La vigésimo segunda edición quedará en el recuerdo por los continuos golpes de escena de su epílogo, los que convirtieron en nada al todo que había sido hasta ahí la actuación de los Peugeot y del Subaru de Tommi Makinen. Y al inesperado empinamiento de quien resultara ganador, el Ford de Sainz-Moya.

Grönholm casi imbatible con el Peugeot

De nubecitas y niebla

El matador. Carlos Sainz es uno de los pilotos internacionales preferidos por nuestro publico de rally, quizá por esa cuota de comunicación extra que aporta el mismo idioma, pero también por la permanente entrega de este madrileño de 40, que desde 1990 sólo faltó en la edición del 95. Generalmente le fue muy bien. Con el de este año suma dos triunfos; también fue cinco veces segundo y tercero el año pasado, cuando un terrible dolor de espalda lo hizo sufrir durante toda la carrera. El Matador estuvo en Córdoba con Toyota Celica GT-4 y T.4WD, Lancia HF Integrale, Subaru Impreza 555, Ford Escort RS Cosworth y WRC y Ford Focus WRC. Por supuesto, no le gustó ganar por exclusiones. Y así, hidalgamente, lo expresó.
A colorear laureles. El madrileño no ganaba desde la carrera de Chipre en septiembre del 2000, y en aquella oportunidad venía de otros dos años de sequía. Ahora comparte con Makinen el puesto de más ganador de toda la historia del Campeonato del Mundo con 24 victorias, pero ambos seguidos por Colin McRae y Juha Kankkunen, los dos con 23 triunfos y a su vez estos por los inactivos Markku Allen y Didier Auriol. Eso habla de la experiencia de Sainz, atributo este que le interesa a Citroen especialmente para los rallies de tierra. ¿Estará con un Xsara el año que viene?
De canillita a campeon. Sainz había arrancado quinto y sin mayores expectativas de mejorar en la etapa dominguera. Tras el primer prime, ya había dejado atrás a Solberg pero si bien ganaba un puesto y estaba cuarto, la diferencia con el líder se había ampliado. Con el espectacular accidente de Makinen subió al podio. A las dos de la tarde se conocía la exclusión de Grönholm por haber recibido instrucciones de sus mecánicos para hacer arrancar al 206 a la mañana temprano y a las diez de la noche se confirmó la exclusión de Burns pues le faltaban 20 gramos al volante motor.
Cambios para el 2003. La FIA pretende que las carreras del futuro sean más y más compactas, con un solo parque de asistencia cuya localización sea común a todas las etapas. Eso obligará a los organizadores a extremar la imaginación a la hora de elegir los recorridos, ya que se tendrán que desechar primes muy alejados por la longitud de los tramos de enlace.
Público. Sin tratar de hacer demagogia barata, podemos decir que fue lo mejor de este rally. Estuvimos en el prime que se suspendió y realmente no encontramos razón que justificara tal medida. Si bien, en el Perilago de Capilla del Monte había el doble de gente que en años anteriores, estaba bien ubicada. El Delegado Permanente de Seguridad de la FIA, Jacek Bartos, se asustó al ver tanto público. Nos pareció una barbaridad arruinarle el día a esa muchedumbre, pero ese infortunio sirvió para que se extremara su comportamiento en todos los restantes primes y así evitar más cancelaciones.

Ni siquiera volando con el Subaru Solberg pudo ganarle la batalla final al Ford Focus de Sainz

Millonada. Al hacer las estimaciones para establecer cuántos espectadores concurren al Rally de Argentina, se suman los de cada uno de los tres días. Por eso, si se habla de 1.400.000 per-sonas, habría que pensar en medio millón, ya que en la mayoría de los casos los aficionados con-curren durante las tres jornadas. Aparentemente también están en esa cifra los que ven pasar a los autos en los enlaces. Un veterano periodista le preguntó a Hugo Vázquez, Jefe de Prensa del ACA cuántos colegas habían sido acreditados. Al respondérsele que unos 200, el hombre de prensa concluyó: "Entonces son unos 600, porque todos vamos los tres días..." Lógico.
Grönholm. El más reciente de los finlandeses de punta está dominando el mundial fecha tras fecha en la tierra. Su conocimiento y compenetración con el auto, su concentración y su vehemencia cuando hace falta (esto se vio en el duelo con Makinen), lo hacen casi inexpugnable. Es consistente y se halla muy fuerte mentalmente después del bajón anímico de inicios de 2001. Es, curiosamente, el único de los campeones del mundo en actividad que no ha vencido en Argentina (reglamentariamente, claro).
A la inversa. Una interesante iniciativa de la FIA es que en la segunda y tercera etapa de cada prueba, el orden de largada sea en sentido inverso para los quince primeros (siempre que sean pilotos prioritarios WRC). Así el que figura 15° en la clasificación del día anterior, larga primero y el líder por tiempo acumulativo lo hace en el 15° lugar en el camino, normalizándose después el orden a partir del 16°. Así le cupo a Kankkunen (el sábado) y a Pozzo (el domingo) abrir el camino.
Argentinos. De los argentinos hay que destacar el trabajó de tres de ellos. Uno, Gabriel Pozzo, debutando en un equipo oficial, cosa que no ocurría desde hace más de 10 años (ver recuadro). Marcos Ligato venía ganado el Grupo N, con un Lancer Evo VII del equipo italiano Top Run, pero se retrasó por la rotura del soporte de un amortiguador trasero. Firnalmente, terminó 15° y sumando tres puntos para el campeonato del mundo de autos de producción. Otro cordobés, el "Coyote" Villagra, que corrió con un Lancer Evo VI, auto de preparación propia, fue 13° en la general y 4° en el grupo tras el peruano Ferreyros, el japonés Arai y el malayo Singh.
Extranjeros. Aparte de los pilotos de los equipos oficiales de fábrica, este año se hicieron presentes muchos extranjeros con autos de Grupo N, incluso algunos de países que nunca habían estado representados en Argentina. La afluencia se debe a que para correr por el nuevo Campeonato (ya no se lo denomina Copa, como antes) hay que inscribirse a principio de año y disputar algunas carreras fuera de Europa. Así hubo tripulaciones de Malasia, Japón y Nueva Zelandia, además de las frecuentes de Chile y Uruguay, Perú, Ecuador, México y aun Costa Rica.
Mujeres. Esta vez hubo en carrera una piloto, la alemana Edith Weiss a la postre ganadora de la Clase A7 y siete navegantes del sexo femenino: la sueca Tina Thorner (de Eriksson en el Skoda C.8), la austríaca Jutta Gebert y la italiana Tiziana Sandroni (en sendos Lancer), la uruguaya Mariana Diego (en el Hyundai Cupé de su hijo Javier Fernández), la chilena Macarena Pizarro (Subaru), las habituales Adriana Iriart (Gaviña) y Camila Abella Nazar (de su papá Arturo) y la capillense Cecilia Lindsell que navegó en inglés a la alemana Weiss, con la que la relación fue ciclotímica. También hay que nombrar a la Ingeniera (de Peugeot) Emilie Le Fur, responsable técnica del auto de Rovanpera.
1000 toneladas. Eso es lo que pesa el cuantioso material que los equipos llevan a cada rally del mundial. Un mes o un mes y medio antes de cada carrera se despachan por barco los camiones taller, carpas y otras estructuras para las asistencias, contenedores con motores, repuestos de todo tipo, infinidad de gomas, los autos abridores (gravel cars), los test cars, y hasta comida y bebida.
Gran farra gran. En Febra (el boliche que hace muchos años se llamaba Tempo) el domingo por la noche y hasta ya clareado el lunes, festejaron pilotos y navegantes el hecho de seguir vivos. Sainz, Nicky Grist, Alister McRae, Panizzi, Grönholm, Makinen, Solberg, Ferreyros, Ligato (con su amigo el tenista Nalbandián), entre otros. Los más eufóricos fueron Alister (que orinó a un cholulo y luego se peleó con un mecánico español) y Tommi Makinen que, con el ojo en compota -golpeado en el vuelco- se tomó hasta el pulso y se bailó todo. Petter Solberg -generalmente tímido- se mostró deshinibido con sus pasitos hip-hop tipo Backstreet Boys. Pero el momento culminante fue cuando la cordobesa Romina se mandó un streptease al que sólo le faltó la "chabomba". En este caso, los más entusiasmados fueron los mecánicos. Burns tambien festejó. En el suntuoso Portal del Lago con una opípara cena, encargada antes de conocer su exclusión del marcador, Richard Burns agasajó a sus amigos. La reunión se prolongó, sin embargo, hasta las seis de la mañana y fue matizada por exóticas danzas a cargo de Moya y Kankkunen; este último lucía sobrio y flemático como un lord, antes de abordar el avión que compartimos hasta Buenos Aires, a pesar de que, un par de horas después, en el bar del preembarque se tomó una botella de tinto mendocino con tres acompañantes.
Pretendientes. Como viene sucediendo desde 1980, cuando nuestro país comenzó a organizar una fecha del mundial, se habla de que nos quieren sacar del calendario. Ahora que no se puede hablar de malas organizaciones ni de falta de seguridad, se alude a la difícil situación económica de la Argentina. Los candidatos a tomar nuestra carrera son, en esta oportunidad, México (que dio un examen ante la FIA hace muy poco) y Canadá (que ofrece una carrera americana, pero sobre nieve). Turquía, por su parte apunta a desbancar a Chipre.
Desubicado. En la conferencia de prensa previa, el periodista inglés que planteó las preguntas a los pilotos presentes, cargó las tintas con la inseguridad que reinaría en la Argentina, basándose en un asalto que sufrieran integrantes del team de Mitsubishi en Villa Carlos Paz. Insistía e insistía con el tema, hasta que al preguntarle al Jefe de Equipo de Peugeot si se sentía seguro en nuestro país, Corrado Provera le contestó "...aún después del 11 de septiembre, yo seguí viajando en avión..." iTomá!

J.A. Fotos J.A. y L.N.

El peruano Ramon Ferreyros, con Mitsubishi, se adjudicó el Grupo N de autos de producción

¿Empieza otro campeonato?

EI veterano contra el joven". Así Carlos Sainz promocionaba la batalla que sostendría por el cuarto lugar y en la última etapa con Petter Solberg. Entonces, ni el madrileño ni el más osado podían imaginar que ese particular desafío entre el Ford Focus y el Subaru Impreza terminaría otorgando, al ganador, la victoria en el Rally de Argentina.
Era otra historia. Otra carrera dentro dé un Rally que esperaba una definición emocionante. Sin embargo, la sucesión de acontecimientos (exclusión de los Peugeot 206 de Marcus Grónholm y Richard Burns y el accidente de Tommi Makinen, en la anteúltima especial) la transformó en la principal. Y Sainz volvió a la victoria, tras casi dos años (la última y 23a en su historial había sido en Chipre 2000) por solamente 4 segundos.
Qué paradoja. Cuando los resultados iniciales daban como ganadores en primera y segunda instancia a los pilotos de Peugeot, el mismo Sainz se resignaba: "el campeonato es irreversible".
Desde el primer día tanto "El Matador" como su amigo y navegante, Luis Moya, vivaban a los cuatro vientos la necesidad de reacción propia y de Subaru para romper con la hegemonía del León. Sin embargo, Argentina volvió a ser una demostración más de la superioridad técnica del 206 y su adaptabilidad a cualquier circunstancia de ruta. Un Grónholm motivado con la llegada al equipo de Burns y el campeón 2001 aportando toda la experiencia acumulada, complementan el bastión que crea preocupación y hasta resignación en los rivales.
Antes del inicio del Rally, David Lapworth creía con firmeza que en el ripio y en los futuros caminos de tierra la competitividad entre todos los equipos alcanzaría su punto extremo. "Si el campeonato hubiese comenzado acá en Argentina y continuaba con fechas como Australia o Nueva Zelanda, seguro que estaríamos hablando de otra cosa", sostenía el director deportivo de Subaru.
Phil Short, responsable deportivo de Ford, depositaba sus esperanzas en el rendimiento demostrado en Chipre y con ello en la eliminación de las presiones de las que eran objeto. "Estuvimos presionados por distintos factores anteriormente, pero aquí vamos a andar bien. Sin desarrollos ni homologación de nuevas piezas. Aquí empieza otra etapa", confió.
¿Se equivocaron? Sí. Es cierto que ganó un Ford escoltado por un auto japonés pero tras decisiones burocráticas reglamentarias desde lo deportivo y lo técnico. En la ruta, en el mano a mano, los autos plateados continuaron con su superioridad. Está claro que si Ford o Subaru no pueden hacerle sombra a los autos franceses, lejos de la discusión pueden estar Mitsubishi (en pleno desarrollo de su Lancer WRC); Hyundai (que promete mayor solidez cuando logre homogeneidad técnica y humana) y Skoda (con un auto demasiado robusto, poco ágil y sin el desarrollo técnico de sus rivales).
A Corrado Provera no le preocupa transformar el World Rally Championship en un monopolio. "No tengo miedo de eso, al contrario, miedo deberían tener mis rivales. De todos modos, los equipos en su totalidad buscan lo mismo: ganar". Aun con la decepción de Argentina, donde se cometieron y asumieron los yerros que le quitaron la victoria, Peugeot sabe qué quiere. Por eso se vienen, después de Grecia, ligeras modificaciones que incluyen mayor resistencia en las suspensiones, mejor refrigeración de motor y un nuevo spoiler trasero. "Van a darnos mejores resultados deportivos. No podemos pensar que hay equipos mejores que nosotros. Dependemos sólo de nosotros", adelantó Provera.
Desde Chipre todos se entusiasmaban con ver un nuevo campeonato dentro de la actualidad de los WRC. Finalmente, Argentina lo fue porque un 206 no ganó. Pero ese duelo Sainz - Solberg resultó tan real por el cuarto puesto como virtual por el primer escalón del podio. "Una victoria era lo último que podía pasar por mi cabeza pero los rallys son un deporte muy extraño en ocasiones. A veces también estuve del otro lado, perdiendo en el último minuto. Pase lo que pase, los libros de estadísticas dirán que un triunfo es un triúnfo. Conduje hasta lo que creo fue mi límite y este resultado cambia considerablemente la situación del campeonato", reconoció Sainz, ahora más entusiasmado y olvidando aquel pesimismo que lo invadió al ver en el podio otra vez a un piloto de Peugeot como ganador. Si comienza o no una nueva etapa de campeonato dependerá más del futuro que de este pasado reciente en los caminos cordobeses, pues una cosa es ganar corriendo y otra mostrador mediante.

Pablo Schillaci
Fotos: McKleinlwrc.com

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El numeroso público que siguió la carrera en fila india cruzando un vado en Panaholma

Aquí el saludo de Pozzo y Stilo tras el final

Federico Villagra, cuarto en el Grupo N, con Novello, Princich y Hammoe de Michelin Argentina

Pozzo cumplió

En su debut como piloto oficial WRC, Gabriel Pozzo cumplió sin brillar. Al joven de Villa Cabrera no le alcanzó con conocer los caminos ni con haber sido el más rápido de los tres pilotos Skoda durante el Shakedown. El campeón del Grupo N de producción 2001 se limitó a cumplir lo que el equipo le pidió: sumar experiencia y terminar la carrera. Lo hizo. Es más, Pavel Janeba, director del equipo checo, quedó más que conforme con el trabajo del argentino a pesar que en carrera sólo venció a Eriksson y Gardemeister en 3 de las 21 pruebas especiales del Rally (Pro Racing, La Falda-Villa Giardino y Ascochinga-La Cumbre todos en la segunda etapa). Si bien Daniel Stillo (navegante de Pozzo) aseguró que pudieron manejar las presiones (más cuando les tocó abrir la ruta el último día), también fue muy explícito cuando una cámara on board registró su reclamo al piloto: "¿No podías acelerar más?". El problema de la dirección hidráulica y la rotura de la palanca de cambios también condicionaron su accionar, la diferencia en tiempos y posición final. Su capacidad y talento están intactos. ¿El futuro? Sólo esperar.

El volante motor del 206 de Burns pesó 20 gramos menos de lo que dice la ficha de homologación

A Colin McRae, ganador de la edición 2001, se lo notó desmotivado y lejos de los primeros puestos

Marcus Grönholm ganó el rally en la ruta. Lo perdió por ayuda externa en el parque cerrado

Makinen y su navegante costernados tras el terrible accidente que los dejó fuera de carrera

El Subaru Impreza de Petter Solberg cruzando un vado. El noruego también pudo haber ganado

CLASIFICACIÓN FINAL
22 RALLY DE ARGENTINA 2002
Recorrido total 381.45 Km
16 al 19 de mayo de 2002